martes, octubre 03, 2006


Bajo el signo de lo Real
Este fin de semana he disfrutado de dos obras de uno de mis géneros favoritos: el Documental. Y eso, que yo soy de las que creo que vería antes el "tomate" que los documentales de la 2 sobre animalitos, pero como la tv es esa gran desconocida para mí no veo una cosa ni la otra.
El sábado he visto "el tren de la memoria", un documental que se ha llevado varios premios nacionales (y la verdad no me extraña nadita). Se centra en el recorrido de aquel tren especial que en los años sesenta iba cargado de inmigrantes, empujados por la necesidad cara Centroeuropa. La mayoría eran clandestinos, viajaban sin contratos de trabajo y el ochenta por ciento eran analfabetos. Ante ellos se levantaba el muro del idioma y las costumbres diferentes. Las directoras nos invitan a ocupar un asiento de un tren de madera cargado de historias personales cuya última parada es Núremberg. Al subirme a aquel tren lleno de españolitos me pareció que ocupaba un lugar preferente en los cayucos y las pateras que innundan nuestras costas...
Y el domingo fui a ver a los míticos "compostela" (que espero que no los cierren, porque sino ¿dónde voy a ver las pelis de Loach?) a nadar en el mar que deja de moverse, que desvela las claves del ASESINATO de García Lorca. Para mí, el POETA con mayúsculas, autor de aquel romance sobre la muerte de Antoñito el Camborio que tanto me impactara cuando mi profe de literatura se pusiera a recitarlo:
" Voces de muerte sonoron
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan
voz de clavel varonil..."

Aunque con el tiempo he descubierto al Poeta en Nueva York y prefiero a ese Lorca ( y por supuesto al de La casa de Bernarda Alba). Pero este documental me ha servido para recordar a una de las personas que más ha influido en mi vida: mi abuelo. Él se murió cuando yo tenía 6 años y apesar de casi ni lo recuerdo, si se me quedaron grabados como a fuego sus historias sobre la guerra civil, que muchas veces no llegaba a comprender, pero que con el paso del tiempo cobraron todo su significado: "lo peor en la vida es disparar sin saber que estarás matando a uno de tus hermanos".
Sé que la guerra ha hecho demasiado daño, pero que el gran Poeta fuera asesinado por "rojo y maricón" a manos de uno de sus primos sólo es un ejemplo de los crueles que podemos llegar a ser los humanos. Y sí, LORCA ERAMOS TODOS.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

A pesar de que siempre he creído que carezco de la sensibilidad, y por qué no decirlo, de la inteligencia suficiente para captar lo que los versos de la poesía de Lorca encierran (sentimiento que se agudiza precisamente con Poeta en Nueva York) reconozco que hay una de sus poesías que me impactó cuando la escuché por primera vez, no hace demasiado... casi podía sentir a la muerte llegar a las cinco de la tarde...

LA COGIDA Y LA MUERTE

A las cinco de la tarde.

Eran las cinco en punto de la tarde.

Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.

Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.

Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.

Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.

Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.

Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.

Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.

Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.

En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.

¡Y el toro, solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.

Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,

cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,

la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.

A las cinco en punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.

Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.

El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.

El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.

A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.

Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.

Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,

y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.

¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!


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martes, octubre 03, 2006 10:59:00 a. m.  

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