La hipocresía también está en el patio de butacas
Hace casi dos semanas fui a ver el Tartufo de Moliére representada por Teatro de Ningures -una de las compañías gallegas que lleva más de 20 años sobre las tablas de los escenarios y que han llevado a los escenarios montajes teatrales como d'O Principiño de Antoine de Saint Exupery o adaptaciones de novelas como Círculo y Tic tac, de Suso de Toro e incluso obras propias-.
La verdad es que mi aficción al teatro viene de muy antiguo, casi de la prehistoria, y se la debo a otra obra de Moliére, El enfermo imaginario, que fue de las primeras que pusiera en cartel el Centro Dramático Gallego.
Dejando de lado mis gustos, la obra en sí está bien. El argumento nos sitúa en el siglo XVII y en la Francia cortesana: Tartufo, disfrazado de honradez y virtud, utiliza la apariencia externa de piedad para introducirse en un apacible hogar burgués y ganarse la confianza del beato cabeza de familia, Orgón. Bajo su máscara virtuosa, Tartufo maquinará para colmar su ambición, envolviendo a toda la familia en una trama de enredos y engaños.
La puesta en escena me pareció vistosa, un gran diseño de vestuario (muy acorde con los excesos de la época) y una interpretación más que correcta.
La pena es que el Principal no se llenó, será que tienen que venir las compañías de "Madrid" con sus actores estrellas para sacar a las señoras de abrigodevisón de casita e ir al teatro. ¡qué hipócritas seguimos siendo! La verdad, no saben lo que se pierden porque en Galicia se sigue haciendo buen teatro!.
Lo dicho, la hipocresía también está en el patio de butacas. Una obra con plena vigencia tres siglos después.
Etiquetas: criticas teatrales