lunes, abril 10, 2006


Una bacanal gallega en Sarandón


Para los griegos, el vino era un regalo de Dionisios. Los romanos adoptaron a este dios y lo rebautizaron con el nombre de Baco. Representa la exuberancia de la naturaleza que provoca la embriaguez, la inspiración desenfrenada y el delirio místico.
Y 25 siglos después, miles de jóvenes, con muchas ganas de fiesta y buscando esa inspiración divina, se dan cita en San Miguel de Sarandón el segundo domingo de abril para rendirle culto a esta deidad.
En el valle del Ulla, tal día como ayer, la gente entierra viejos rencores, guarda en el baúl de los recuerdos a ese amor imposible o a su último desengaño amoroso, se olvida de sacarle el dobladillo al sueldo para llegar a fin de mes... e invita a conocidos y desconocidos a beber la sangre de Dionisios con el objetivo de alcanzar esa inmortalidad destinada solo a los dioses.
Ayer nos volvimos a encontrar con viejos amigos -y no tan amigos- y los hicimos nuevos. Compartimos manta, comida, risas, discusiones, abrazos, bailes... y hoy todos estais con resaca menos yo, no creo en la inmortalidad de Baco (prefiero la de Minerva).
Ps. Un brindis -aunque sea con coca-cola- por los ausentes. Nos habeis acompañado en el recuerdo.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Manda carallo!

viernes, abril 14, 2006 11:57:00 a. m.  

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